martes, 16 de marzo de 2010

[13] Muerte inesperada






Las gaviotas graznaban estrepitosamente en el cielo, las olas bañaban de espuma blanca la arena dorada de la playa y la brisa marina alborotaba el azabache pelo de un joven que se encontraba tirado sobre la orilla. El chico se despertó por la fuerte luz que emanaba el horizonte. Dorian se encontraba aturdido, al abrir sus ojos no sabía donde se encontraba ni como había llegado hasta allí. Poco a poco fue recordando lo sucedido la noche anterior, de que manera había recorrido toda la ciudad en busca del paradero de Emilie y de que manera había fracasado en su intento. Dorian pensó que quizá a estas horas su amiga se hallaría ya muerta y en ese momento una angustia le asaltó. El chico intentó incorporarse y sintió un ligero dolor en la pierna, Dorian metió la mano en el bolsillo de su pantalón y extrajo los pedacitos de la esfera de cristal de cuarzo junto con el resto del conjunto que formaban un reloj Swatch que había comprado para regalárselo a Emilie por su cumpleaños, el reloj señalaba una fecha pasada concreta, se trataba del día en que Emilie y él se habían conocido, Dorian quería regalarle a Emilie todo el tiempo que habían pasado juntos, pero ahora, ese tiempo estaba destruido, quizá ahora ya no podría volver a ver a Emilie nunca más, posiblemente, la vida de su amiga se encontraba destruida como el reloj que Dorian sostenía en sus manos. El joven se levantó y se dirigió hacia el mar, un par de lágrimas brotaron desde sus ojos y recorrieron su rostro, tomo una gran bocanada de aire y arrojó con fuerza, a la vez que gritaba, los restos del reloj que desaparecieron en el horizonte sin dejar rastro.

Dorian caminaba sin rumbo por las calles de Crisfield, aun era pronto pero el pueblo comenzaba a despertar de su sueño por lo que Dorian decidió ir a su casa para evitar toparse con conocidos. Cuando llegó hasta la puerta de su casa y fue a deslizar la llave en la cerradura, esta se abrió de golpe y Katherine apareció detrás.

-¡¿Pero dónde te habías metido?!- exclamo alarmada.
-Yo…esto…he estado por ahí- dijo Dorian con desgana
-Nos tenías muy preocupados a tu padre y a mí, no sabes el lío que se ha formado en el pueblo.- Katherine parecía algo nerviosa.
-¿Qué pasó?- preguntó Dorian alarmado
-Una chica ha sido hallada muerta, según la policía presentaba signos de violencia, pero aún no la han podido identificar…
-¡¡¿QUÉ?!!- Dorian no daba crédito a lo que oía, parecía todo un mal sueño. El chico dejo caer las llaves y se dio la vuelta súbitamente bajo por los peldaños de dos en dos y varias veces estuvo a punto de tropezar y precipitarse por las escaleras, pero esta vez, no había tiempo para ello. El joven salió del edificio donde vivía y corrió a toda prisa por las calles de Crisfield en dirección a la comisaría de policía.
El aire desaparecía de los pulmones de Dorian, su piernas comenzaban a flaquear, pero su mente les impedía detenerse “no, debo continuar, ella no puede ser, no es ella” se decía una y otra vez cada instante que su cuerpo exigía detenerse.
Al final y tras varios kilómetros recorridos, Dorian llegó hasta la comisaría de policía donde se detuvo en seco con el corazón en un puño. Quizá, al otro lado de esa puerta se hallaría el cadáver de su amiga, posiblemente, después de todo lo que pasaron juntos, ella, se encontrase tendida encima de una camilla, inerte, pétrea y sin mirada. Las lágrimas volvieron a brotar en el rostro del chico, las imágenes de todo lo que habían vivido juntos surcaban su mente… la primera risa juntos, la primera taza de café, aquellas confesiones y las distintas expresiones de Emilie. Dorian podía ver en su mente perfectamente cada uno de los músculos faciales de la chica adoptar distintas contracciones para mostrar diferentes expresiones. ¿Y si había perdido todo eso para siempre?¿y si ya no volvía a compartir su vida con ella? No, eso no podía pasar, Emilie estaba viva, tenía que estarlo, no podía dejarle solo justo ahora que tanto la necesitaba, justo ahora que comenzaba a ser feliz y quería compartir esa felicidad con ella.

-¿No te das cuenta?¿desde cuando comenzaste a ser feliz?- dijo aquella familiar voz
-Uhm, recuerdo el día, fue desde que Emilie llegó a mi vida…-Dorian enmudeció, había caído en la cuenta del peso de sus palabras-… pero soy más feliz desde que Danny esta conmigo, él me aporta mucha más felicidad- se excuso.
-Allá tú, yo sólo soy una voz en tu cabeza, pero deberías darte cuenta ya de que tú…
-¿Perdone joven, que hace aquí?- Dorian salió de su ensimismamiento y contempló el origen de aquella cuestión, resultó ser un policía.
-Esto…yo…me acabo de enterar de lo de la chica…y yo no localizo a una amiga…- dijo Dorian entrecortadamente.
-Entiendo. Entonces deberías pasar, dentro te proporcionarán más información- y abriéndole la puerta, invitó a Dorian a pasar.
Dorian atravesó la puerta y entró en las dependencias. La sala, pese a ser de día, estaba iluminada por luces fluorescentes situadas en distintos puntos del techo. El mobiliario contaba con varias mesas de roble y en la esquina, un enorme poto que trepaba por las paredes a su alcance. El chico se dirigió hacia una joven policía que alborotaba diversos montones de papeles colocados sobre su mesa.

-Hola… quería saber acerca de la chica que han encontrado…- Dorian no era capaz de decir la palabra- bueno, ya sabe…
-¿Muerta?- la agente lo dijo sin levantar la vista de los montones de papeles- ¿Ves todos estos montones de papeles?- dijo señalando los montículos- Todos estos montones los ha creado algún psicópata que asesinó a aquella pobre desgraciada que seguramente su mayor delito fue estar en el lugar inadecuado en el momento menos propicio, y yo aquí, intentando poner en orden todo este desbarajuste burocrático que me durará varios días.¿Pero sabes lo peor? Que pese a vivir en un pueblo, nadie ha visto nada y nadie puede ayudar a esclarecer los sucedido, y ahora llegas tú, un simple muchacho que se interesa por la muerte de esta chica. En fin, yo no tengo más ganas de lidiar con nadie y tengo mucho trabajo, dile a ese de ahí- alzó la mano y señaló con el dedo índice a un tipo gordo sentado en a una mesa tecleando en un ordenador- que te tome declaración si es que piensas decir algo de ayuda de lo contrario, vete por donde has venido.

Dorian se dirigió hacia el tipo gordo, sin despedirse antes de la mujer.¿No hubiera sido mejor que se ahorrase el sermón? Pensó dorian.
-Esto… vengo por lo de…-
-Sí, ya he oído lo que te dijo Mary, siéntate- La enorme papada del policía temblada a cada palabra de este-¿Nombre?
-Dorian
-Y bien Dorian, ¿qué puedes decir?- El hombre dejó de teclear
-Yo… no consigo localizar a mi mejor amiga y… pensé que…-Dorian no podía contarle al agente la verdad, no podía destapar ahora todo eso.
-…que podría ser ella, ¿no?- la voz del policía contenía un deje burlesco.
-Sí- dijo Dorian sin vacilar
-Bien chico, yo no puedo poner en duda tus inquietudes por ello…dime, ¿es esta tu amiga?- El policía mostró a Dorian la fotografía del cuerpo hallado, se trataba de una chica rubia, con un cuerpo esbelto. La chica se encontraba degollada y presentaba diversos golpes y cortes por todo el cuerpo.- ¿Es ella?- insistió el policía.
-No.- Dorian no sabía de que manera sentirse.
El chico caminaba por las calles sin rumbo predeterminado, miraba al cielo en busca de… ¿de qué?, ¿de una respuesta divina. No, esas respuesta no existían, la gente no cae del cielo…Cuando Dorian bajó la mirada, se encontró con una escena que en un primer momento le reconforto, le alivió y le alegró, pero al rato, esos buenos sentimientos se transformaron en ira y frustración. Emilie se encontraba al otro lado de la calle, de la mano de Victor.

3 comentarios:

  1. Pobre Dorian, quin tip de patir mentre l'altre està gaudint de l'amor o del que sigui...

    Una abraçada,

    Josep

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  2. Pobre Dorian... y pobre chica rubia :S

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